En el episodio 17 de la serie se ubica seis meses después del anterior y vemos que la nieta de Goku, Pan, ya nació. Lo que debería ser un momento calmado revela cuán mal de la cabeza están los personajes de esta historia .

Mr. Satán y Gohan juegan con Pan, pero no de forma 'normal'. Lanzan a la bebé al aire y la vuelven a atrapar, algo que otras personas hacen en el mundo, pero en medio de todo empiezan a fingir una pelea. Pan se divierte con todo ello sin tener idea de que el mínimo error podría partirle la cabeza. Videl, la reciente madre, no luce preocupada.

Por suerte Chi Chi, la abuela, aparece para poner orden. Pero esto es Dragon Ball Super, así que algo raro tiene que pasar. Resulta que el mejor curso de acción elegido por la esposa de Goku al enterarse que Mr. Satán quiere que la pequeña sea una luchadora en el futuro es cometer un crimen: secuestra a Videl y Pan dentro de su propia casa.

Chi Chi tiene sus propios planes para la pequeña, los cuales no implican ninguna clase de pelea. El problema es que con el secuestro demuestra una actitud que no se diferencia de la de Mr. Satán, pues quiere decidir por otra persona y, en el proceso, la pone en riesgo. Como Gohan y Satán no pueden convencer a Chi Chi de abrir la puerta es necesario tomar medidas drásticas.Así que llaman a la Policía.

Krilin, quien se puso un uniforme para proteger y servir a los habitantes de Ciudad Satán, no llega solo, sino con Bulma, a quien momentos antes impuso una papeleta (ocurrieron demasiadas cosas en este episodio). Al final Bulma tampoco cambió la mente de Chi Chi para liberar a Videl, pero se entiende que esto último hubiera ocurrido, pues la esposa de Gohan se inclina por lo razonable: dejar que Pan decida su propio destino.

Si para algo sirvió todo este desorden es que Goku se entera que Vegeta entrena con Wiss desde hace meses. Lo supo al pegar el oído a una pared y escuchar la conversación de Chi Chi y Bulma. Se sorprende tanto con la noticia que destruye el muro.

Al final, tras insistir mucho, no consigue que Chi Chi le de permiso para irse a entrenar, así que escapa. Chi Chi se molesta, pero el fastidio no le dura mucho, pues cree que su marido ya volverá cuando tenga hambre.

La solución es simplista, pero va con el tono de Dragon Ball Super. Toriyama jamás fue muy creativo para acabar sus conflictos, pues estos solo requerían que los héroes se vuelvan más fuertes. No debería sorprender que Goku, alguien que se dedicó a pelear en lugar de educar a sus hijos, abandone el hogar, trabajo, y que la esposa, una plagiaria capaz de ejercer violencia física , lo perdone en solo uno segundos. Al menos hubo mucho humor.